martes, 11 de febrero de 2014


LA TRISTEZA O LA DEPRESIÓN NO ES OTRA COSA QUE LA POSIBILIDAD DE EXPERIMENTAR UNA AMPLIACIÓN DE TU CONCIENCIA.

Hace unos años en una reunión de negocios nuestro director nos dibujó lo que él denominó "la vida de un comercial". Se trataba de una línea que iba curvándose de arriba a abajo a lo largo de la pizarra como si de una montaña rusa se tratara. En realidad aquella especie de subidas y bajadas simbolizan la Vida, la Vida en el sentido más amplio y para cualquier ser humano. ¿Quién no es capaz de detectar a lo largo de su vida episodios de una indescriptible tristeza en la que además parece que todo a su alrededor se derrumba, que algunas cosas empiezan a ir mal, o simplemente que sin motivo aparente lo que antes le ilusionaba ahora ha dejado de hacerlo? o todo lo contrario ¿Quién no es capaz de detectar a lo largo de su vida momentos de una felicidad desbordante, de una energía explosiva y en el que además aunque su vida no fuera todo lo perfecta que hubiera podido desear se sentía optimista y entusiasmado?

Nos venden tanto un ideal de felicidad constante, que nos ha hecho temer cualquier atisbo de tristeza en nuestras vidas e incluso ocultarla ante los demás. Las podemos anestesiar con prozac, podemos ahogar las penas en alcohol, podemos tratar de salir corriendo... sin embargo cualquiera de estas opciones nos impedirán aprovechar la mayor de las ventajas de periodos como estos. Porque la razón de la existencia de estos periodos en nuestras vidas viene a traernos la mayor de las oportunidades: Ampliar nuestra conciencia. 

Cuando somos capaces de rendirnos ante ella y abrazar esa tristeza se manifestará el momento perfecto para que desde la serenidad y desde la posibilidad de tomar perspectiva sobre las cosas ir gestando las bases sobre las que se sustentará nuestro siguiente ciclo de "subida". Será un momento que nos permita  volver a mirarnos por dentro y redescubrirnos una vez más para tomar las acciones necesarias a poner en marcha en nuestras vidas. Porque indudablemente ese periodo trae un mensaje de finales y principios, una lección de tomar en consideración aspectos que realmente no nos gustan o que ya dejaron de tener sentido en nuestras vidas. O nos invitan a conectar con nuestro auténtico camino de vida y a dirigir nuestros próximos pasos.

De poco nos valdrá resistirnos porque provocaría aún más dolor. Si continuamos con el símil de la montaña rusa, esto es como si de repente cuando vamos montados en ella en la cuesta de bajada tratamos de agarrarnos a algo. Es como si nos apegásemos a lo antiguo o buscar desesperadamente una salida provocando un auténtico accidente. Si de algún modo ven llegar a sus vidas una impresionante cuesta hacia abajo en la montaña rusa de sus vidas, créanme, lo mejor que pueden hacer es soltarse, levantar sus brazos arriba, abrir muy grande su boca y gritar muy, muy alto. Porque en ese momento justo están cogiendo la velocidad que provocará la inercia necesaria para que suban con más fuerza en la siguiente rampa hacia arriba.

<<Hay fases de éxito en que las cosas vienen a ti y se desarrollan, y fases de fracaso en que las cosas se marchitan, se desintegran y tienes que dejarlas ir para que puedan surgir otras nuevas, o para que se produzca la transformación. Si, llegado a este punto, te apegas y te resistes, te estás negando a seguir el flujo de la vida, y eso te hará sufrir>> (El Poder del Ahora. Pag 180. Eckhart Tolle)

Vamos a volver a ensayar, porque parece que siempre nos han enseñado cómo sostenernos en contextos de éxito, y sin embargo no nos enseñaron a dejarnos caer, que es fundamental para volver a llegar arriba, o al menos para poder llegar MÁS arriba. Repetimos entonces...Si de algún modo ven llegar una impresionante cuesta hacia abajo en la montaña rusa de sus vidas, créanme, lo mejor que pueden hacer es soltarse, levantar sus brazos arriba, abrir muy grande su boca y gritar muy, muy alto. Porque en ese momento justo están cogiendo la velocidad que provocará la inercia necesaria para que suban con más fuerza en la siguiente rampa hacia arriba.

Ah! Y se me olvidaba, traten de sonreir... porque en los momentos decisivos de una montaña rusa siempre hay una cámara de fotos que congelará ese instante para ti. Y será bonito poder recordar ese momento con la gran satisfacción de entender que ante todo eres un gran valiente.



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