sábado, 6 de diciembre de 2014


¿QUÉ QUIERES HACER CON TU VIDA?

Como coach y como persona he detectado que esta pregunta tan simple y a la vez tan compleja de responder, es también la más deseada de responder, a la par que la más eludida de responder.

Tras conocer la herramienta de las constelaciones familiares me he dado cuenta de que la sociedad no nos invita a "ir a la vida", más bien nos invita a ir a todo lo contrario con todo tipo de distracciones, con todo tipo de necesidades creadas para distraernos en las que invertir nuestro tiempo, dinero y hasta nuestros sueños. Y con las cuáles además nos permitirnos escaquearnos, evadirnos, eludir nuestra responsabilidad y no asumir nuestra capacidad para crear la vida que realmente deseamos.

En primer lugar cuando nacemos nos condicionan con una educación que lejos de animarnos a autodescubrirnos, nos capacitan para lo que se supone que la sociedad necesita para ese momento. Además están los consejos y expectativas de nuestro círculo más cercano: familia, amistades... Y nosotros nos mantenemos mirando "hacia afuera", tomamos nota de todo cuanto acontece, estudiamos las alternativas posibles y viables, y cada uno vamos eligiendo, se supone que lo que nos hará más felices. Se supone...

Entonces vamos caminando por la vida y vamos viviendo la vida según va viniendo. Vamos que la vida viene y ¿cuándo nos hemos llegado a hacer esa pregunta? ¿QUÉ QUIERES HACER CON TU VIDA?

Hacernos esa pregunta supone muchísimo esfuerzo, pues supondría quizás desarmar toda nuestra vida, darnos cuenta de que la vida que estamos viviendo no es la que queremos, y además echar balones fuera o quejarnos cada día de que no nos permiten, los de afuera, vivir la vida que deseamos.

En ocasiones como vivimos la vida según va viniendo puede ser que estemos en un trabajo que no sólo no nos gusta, sino que encima es incongruente con nuestros valores internos. En ocasiones puede ser que tengamos una pareja a la que amamos y respetamos, y sin embargo su objetivo o su plan de vida es diferente al nuestro, porque nunca se llegó a hacer la gran pregunta: ¿qué quieres hacer con tu vida? ...........

A mí no me sorprende que la mayor parte de mis clientes de coaching acudan a hacer un proceso de coaching con el siguiente objetivo: Descubrir Qué Quieren Hacer con su Vida.

No nos damos permiso para hacernos a nosotros mismos esta pregunta. Y además nos da miedo responderla. Nos da miedo porque al responderla puede ser que "nos demos cuenta" de que no estamos viviendo la vida que queremos. Y los motivos de que así sea son muchos: comodidad, miedo a la soledad, miedo al rechazo, miedo a la incertidumbre, incapacidad de hacerse cargo por uno mismo... y lo que es peor... Y si lo cambio todo, entonces.... ¿y ahora qué????

Entonces existen dos posibilidades, ambas dos legítimas siempre. La primera: nos quedamos como estábamos, hacemos que no hemos visto nada y seguimos viviendo la vida según va viniendo, en ocasiones temerosos de mostrar nuestras ganas de hacer cosas diferentes no sea que nos vayan a abandonar, no sea que nos vayan a juzgar, no sea que nos vayan a despedir, no sea que si nos sale mal encima la gente nos diga ¿ves, si es que no era por ahí?...

La segunda opción es: Nos hacemos esta pregunta mirándonos por dentro. Respondemos esta pregunta con honestidad, con integridad, con asertividad, con congruencia. Nos marcamos un objetivo para cumplir con esa respuesta que late en nuestro corazón. Y nos ponemos en marcha con un plan de acción para ir a por la vida que deseamos en caso de que no sea el lugar en donde estamos.

Y mucha gente preguntará.... ¿y si nos equivocamos? ¿y si realmente esa tampoco era la vida que buscábamos?... Estas preguntas son estupendas para quedarse en la primera opción. Y es legítimo quedarse en la primera opción.

Porque en la primera opción quizás sepamos que no es exactamente la vida que deseamos, pero sin duda mientras esperamos que algún día la vida produzca algún tipo de milagro que nos ilumine sabemos que lo que vamos a vivir ya lo conocemos, ya lo controlamos, esa zona de confort, que no tiene por qué ser confortable, pero es conocida, ya sabemos lo que va a pasar mañana y pasado, y al otro... bueno más o menos... por qué también puede ser que un día de repente la vida nos la pongan desde afuera patas arriba, porque fueron otros desde afuera los que se hicieron esta pregunta y resultó que se desbarató toda la zona de confort para nosotros.

En cambio la segunda opción supone lo que yo llamo "saltar a la piscina". Uno salta y no sabe qué se va a encontrar. Y en estos momentos sí que es muy importante marcarse ese objetivo personal e intransferible, porque puede pasar que en ese momento fruto de la necesidad de seguridad y protección uno se agarre a las primeras oportunidades que va enviando la vida. Y fruto de esa necesidad de alcanzar algún puerto aparentemente seguro en medio del naufragio puede ser que uno se encamine una vez más a un lugar que tampoco se ajusta a su respuesta de ¿qué quieres hacer con tu vida?

Lo más importante es que la respuesta que demos a esta pregunta es legítima. Es nuestra. Es la que queremos. Da igual lo que piensen los demás. Es nuestra vida. Y nuestra vida es sólo nuestra. La vamos a vivir nosotros con sus sabores y sus sin sabores. 

Y una vez que tengamos clara la respuesta lo importante sería tener en cuenta que aunque aparentemente hay mucha vida por delante, la vida va pasando y podemos pasárnosla a veces esperando en nuestra casa a ver qué pasa o bien marcarnos un reto, un objetivo definido, por supuesto realista y con una fecha, y día a día hacernos aquella pregunta que me encantaba escuchar cada mañana en el dial de los 40 principales ¿HASTA DÓNDE QUIERES LLEGAR HOY?

¿Y tú?.... 
¿Ya te hiciste la pregunta?
¿Qué quieres hacer con tu vida?
¿Qué vas a hacer con tu vida?
¿Para qué quieres hacer eso con tu vida?
¿Cómo lo vas a hacer?
¿Cuándo lo vas a hacer?
¿Con qué energía lo vas a hacer?

Uff... sí.... quizás sean demasiadas preguntas... mejor si eso pongo la tele, escucho la radio, me cojo un juego, leo un libro, miro el watsapp para ver si alguien está conectado, me quedo esperando por si algo cambia, me sigo quejando de lo mal que está el mundo, abro la nevera y a ver qué encuentro, me tomo un ansiolítico para acallar mi alma...... me voy a dormir... me voy a dormir y mañana será otro día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario