HABLAR DE TUS EMOCIONES SANA
El pasado verano casi me quitan una de esas increíbles muelas del juicio que me salieron con 16 años. Yo ya estaba mentalizada de que dado que las raíces son considerables por lo que podía ver en la radiografía que sería una experiencia bastante dolorosa.
Cuando llegó el cirujano éste comenzó a hacerme preguntas. Y yo pensaba, pero si yo sólo vengo a que de una vez por todas me quitéis esta muela y me deje de doler.
No se trataba de un profesional convencional, que llega hace su trabajo y se va, sino que él me "leyó la mandíbula". Entre toda la serie de preguntas me preguntó si me sentía estresada y acabé llorando diciendo que dormía una media de 3 horas al día y que sí me sentía estresada debido al despido colectivo que iba a presentar la empresa para la que trabajaba.
Efectivamente mis muelas estaban sanas, mi dolencia era bruxismo, y lo único que necesitaba era una férula de descarga.
Cuando salí de aquella consulta me empecé a sentir mucho más relajada. Además se lo conté también a familiares y amigos. Con emoción hablaba a todo el mundo del "hombre que leía mandíbulas". Fue el hecho de poder verbalizar lo que me estaba pasando que incluso mi bruxismo desapareció y el dolor que efectivamente empezaba a tener en toda mi mandíbula dejó de existir.
Puede ser que si hubiera llegado a otro tipo de profesional, me hubieran empezado a quitar una muela tras otra así como ponerme implantes fijos y no sé cuántas cosas más. Por ello me entusiasma que todo aquel que por su profesión trabaja con personas se dé cuenta de que las personas no sólo somos un cuerpo, sino que también somos una mente, unas emociones e incluso un alma.
Si en ocasiones te duele algo, y no sabes identificar qué te duele... habla. Comienza a expresar tus emociones.
Pues si no lo haces el cuerpo encontrará la manera de expresarlo por tí.
Cuando llegó el cirujano éste comenzó a hacerme preguntas. Y yo pensaba, pero si yo sólo vengo a que de una vez por todas me quitéis esta muela y me deje de doler.
No se trataba de un profesional convencional, que llega hace su trabajo y se va, sino que él me "leyó la mandíbula". Entre toda la serie de preguntas me preguntó si me sentía estresada y acabé llorando diciendo que dormía una media de 3 horas al día y que sí me sentía estresada debido al despido colectivo que iba a presentar la empresa para la que trabajaba.
Efectivamente mis muelas estaban sanas, mi dolencia era bruxismo, y lo único que necesitaba era una férula de descarga.
Cuando salí de aquella consulta me empecé a sentir mucho más relajada. Además se lo conté también a familiares y amigos. Con emoción hablaba a todo el mundo del "hombre que leía mandíbulas". Fue el hecho de poder verbalizar lo que me estaba pasando que incluso mi bruxismo desapareció y el dolor que efectivamente empezaba a tener en toda mi mandíbula dejó de existir.
Puede ser que si hubiera llegado a otro tipo de profesional, me hubieran empezado a quitar una muela tras otra así como ponerme implantes fijos y no sé cuántas cosas más. Por ello me entusiasma que todo aquel que por su profesión trabaja con personas se dé cuenta de que las personas no sólo somos un cuerpo, sino que también somos una mente, unas emociones e incluso un alma.
Si en ocasiones te duele algo, y no sabes identificar qué te duele... habla. Comienza a expresar tus emociones.
Pues si no lo haces el cuerpo encontrará la manera de expresarlo por tí.
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